Hola María Elena, compañeros y alumnos:
Comparto con ustedes mi aventura de ser docente, señalando que influye demasiado el plan en el que quiere estar cada maestro, si queremos lograr obtener la apatía de los alumnos o la empatía.
Al igual que algunos de ustedes recuerdo mi primer clase a nivel bachillerato, llevaba tres actividades por si terminaban rápido mis alumnos o por si se aburrían, cambiar inmediatamente al plan “B”. Conforme pasa el tiempo, la preparación y la constancia, todo cambia, después ni siquiera el libro necesitas para impartir el tema porque ya lo sabes al derecho y al revés.
En la mayoría de las ocasiones queremos que los alumnos piensen y sientan, pero no les damos las herramientas para que lo hagan.
Esteves menciona que busquemos emocionarnos, sorprendernos, divertirnos con el ansia de saber. Excelente recomendación para seguir haciendo lo que nos gusta “ser docentes”.
Maestro de la humanidad, un compromiso enorme, en ocasiones olvidamos que trabajamos con seres inmaduros, en donde su prioridad en la mayoría de la ocasiones no está dentro del aula. Resulta interesante cuando traemos al aula lo que realmente les interesa, tomando su entorno para generar conocimientos, inducirlos a la investigación y a la solución de problemas.
Que palabras tan sencillas para entender parte de la docencia, “me tengo que divertir explicando.”
Primero que nada es tener la convicción de la docencia, aún siendo médicos ingenieros, contadores, etc., si trabajamos con estudiantes debemos tomar conciencia de la importancia y relevancia que implica.
En relación con el aprendizaje significativo considero que es un aporte esencial como docente, porque como mencionábamos anteriormente, los involucras en algo que realmente les interesa.
Casi escucho a mis maestros de la secundaria que aún estudiaban en las Universidades, en donde mencionaban que nosotros como estudiantes teníamos que elevarnos a su nivel. Que error tan grande porque lo único que consiguieron fue confundirnos, otro de los errores como docentes es el pensar que cerrando la puerta del aula nadie nos escucha, siendo que las palabras trascienden muros, ya sean buenas o malas experiencias.
Por el contrario, con los maestros que se preocupaban porque no entendíamos y nos explicaban en forma diferente, los tienes siempre presentes y los conocimientos no los olvidas, además de seguir su ejemplo, ahora que estamos del otro lado.
En esos ejemplos de vida van inmersos los valores, qué difícil corregirlos cuando estamos viviendo en una sociedad tan agresiva, con tantos anti valores familiares que se reflejan en las aulas.
Como docente utilizamos todo nuestro ser para transmitir valores y conocimientos, pero también para escuchar y entender lo que tratan de decir los alumnos.
Cuando iniciamos semestre, en algunas ocasiones nos confiamos de los comentarios que hacen nuestros colegas sobre algún grupo, que son muy desordenados, no entregan trabajos, son muy faltistas, y caemos colocándonos una armadura y tomando un látigo en la mano y cuando pasa el tiempo te das cuenta de que no es así. Como aquella frase que dice: “nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”.
Una de mis preocupaciones, es que desafortunadamente existen alumnos que por más que uno los oriente, los aliente y canalice, se quedan tirados como menciona Esteves, sintiéndonos impotentes de ya no poder hacer nada más por ellos.
Y finalmente, coincido definitivamente con el orgullo de ser profesor aún a sabiendas de recibir una escasa remuneración económica a cambio de tener la mayor satisfacción personal y profesional.
¡Espero pasen muy bonito día!